jueves, 20 de octubre de 2011

No necesito nada más

Capítulo I: No existen los cuentos de hadas (Primera parte)


Detesto las historias de cuentos de hadas, las princesas ingenuas que se ilusionan con un “Te amo”, los príncipes cursis con poemas trillados, regalos tontos como flores y bombones y brujas entrometidas que están aburridas y no encuentran cosa mejor que inmiscuirse en relaciones ajenas.
No es que nunca me hallan gustado, a cualquier niña de 5 años le encantan este tipo de cuentos, le piden a su papa que se los lean por las noche  y se duermen soñando que protagonizan algún día una de esas historias. También era mi caso cuando tenía esa edad. Pero las idas y vueltas de la vida me enseñaron que eso solo sucede en las hojas de papel, y que no salen de allí para que una niña de barrio pueda vivirla. Nada de eso sucede en la vida real, y tuve el ejemplo más claro con mis padres. Ellos no tuvieron el final “Felices para siempre” clásico de los cuentos.


-¡Soli! ¡Te dije 500 veces que no dejes tiradas las toallas mojadas en el piso del baño!, ¿Cuántas veces más tengo que repetírtelo?- grito exaltada mi madre desde la puerta del baño.
-¡Ya la recojo!¿Cuál es la necesidad de gritar tanto si estoy en la habitación del al lado?- Le contesté mientras salía de mi cuarto y me dirigía al baño.
Ella me esperaba en la puerta con la toalla en la mano y trataba de mantener su mirada enfadada mientras la tomaba para colgarla en el tendedero del patio. No es que lo hiciera a propósito, siempre tengo la cabeza en otro lado y me olvido de hacer las cosas más insignificantes, especialmente colgar la toalla. Tenía la cabeza puesta en el examen del día siguiente. El sábado estaba pasando tan rápido, y había tenido toda la tarde ocupada realizando los quehaceres que me tocaban ese día, por lo que no tenía mucho tiempo para el estudio y menos para salir con mis amigas. Mi madre y yo vivimos en la casa de servicio detrás de la mansión millonaria del Señor y la señora Hampton. Mi madre, Stella, trabaja como cocinera en la casa grande y se pasa casi todo el día allí dentro, por lo que la mayoría de las tareas domésticas de nuestra pequeña casa recaen en mí. No vivimos solas, la compartimos con Anton, el mayordomo de la mansión, un hombre que para tener 60 años es bastante cool, aunque el tiene su propia habitación y yo debo compartir la mía con mi madre. No es algo que me agrade mucho, pero es una mejor situación a la que teníamos que vivir hace unos años. En el pasado, antes de que mi madre comenzara a trabajar con los Hampton hace unos dos años, vivíamos con mis tíos y mis 5 primos en una casa de tres habitaciones, por lo que compartir el cuarto solo con mi madre es un gran avance.


Nuestro patio es pequeño y esta cercado por altos arbustos para que no tenga contacto con el jardín principal de la mansión y se facilite poder colgar nuestra ropa y no se vea desde la gran casa. Comodidad para ellos, y para nosotros también. Imagínense el alboroto que causaría unos calzoncillos largos como los de Anton viéndose desde el gran ventanal de los Hampton, un escándalo para las visitas de la alta sociedad.
Pensando en esto comencé a reírme mientras colgaba la toalla mojada en el tendedero.
-¡Me voy a preparar la cena, tienes pizza en el refri!- Me grito mamá al salir por la puerta del frente para que pudiese escuchar desde el patio. 
“Diablos” dije hacia mis adentros. Mi madre siempre comenzaba a preparar la cena para el matrimonio como a las 6 de la tarde. Lo que me molestaba no era que fuese a trabajar, sino que mientras que a ellos le preparaba pollo con salsa blanca y papas al horno, yo debía comer pizza recalentada.
Así era mi vida, convivir con la riqueza sin disfrutar nada de ella. Y no es que quisiera vivir como ellos, nada de eso me interesaba, es el echo de tener que vivir mi vida con dos mundos completamente dispares. Ahora aprendí a no mezclar las cosas. Aunque el Sr. Hampton fuese muy comprensivo y atentos con mi madre y conmigo (distinto al caso de la Sra. Hampton, Katherine, que cada vez que me ve es como si no estuviese ahí) debí construir una muralla imaginaría entre la mansión y la casa de servicio.
Desde que tengo memoria fui así, siempre marque distancia con las cosas que eran distintas a lo que me gustara o a lo que no estaba acostumbrada. Eso lo aprendí de mi padre. Él nunca se intereso en nada que no se tratara de él, incluida yo. Mi madre trato de convencerme de que no lo hacía a propósito, que siempre se ocupó más de su trabajo para que nosotras estuviésemos mejor, pero cuando descubrió que su trabajo tenía nombre de mujer, comprendió que el problema era otro.
No es que odie a mi padre, solo es que tengo mucho resentimiento por lo que le hizo a mi madre. Ahora, con 16 años puedo entender mejor las cosas y saber que no soy yo quien debe perdonarlo por lo que paso sino mi madre, aunque no soy ajena a la situación y me dolió mucho las cosas que pasaron.
Mi padre, desde que se divorció de mi madre, vive con la misma mujer en Phoenix y tienen dos hijos. Billy, como yo le digo, trata de componer su relación conmigo y desde hace ya tres años me invita a pasar las vacaciones de verano e invierno en su casa con su nueva familia, yo no quería ir pero mi madre insistió, dice que es lo mejor para mi y que no quiere que su hija crezca lejos de su padre, por lo que lo hago solo por ella. Cuando voy lo único que hago es ir a la playa y tomar sol allí hasta que desaparezca. Billy como siempre esta ocupado en el trabajo y sus dos hijos son pequeños por lo que el único entretenimiento es la TV por cable y la playa, valla relación quiere componer así, solo nos cruzamos en la cena.
Siempre a mi regreso mamá pregunta como la he pasado, y para no herirla le contesto que me la he pasado de lo mas cool y que ha sido un verano increíble. No se si me cree, aunque pienso que prefiere hacerlo.


Volví a mi habitación, tomé los libros de literatura y me dirigí a la mesa del comedor que tiene mejor luz para estudiar. El lunes la profesora Shuster nos tomaría Hamlet, un libro que me costó leer ya que esta escrito en un español antiguo. Su trama es increíble, pero leer 150 páginas con “Tu debéis…” y otras palabras que nunca escuche en mi vida el tema se complica. La Sra. Shuster siempre intenta hacernos entender que la literatura debería ser primordial en nuestras vidas, que los libros llenan el alma y nos hacen más inteligentes. Les digo algo…todos los profesores piensan que sus materias son primordiales, y para ellos lo son, han dedicado gran parte de su vida a la literatura, la matemática y la historia, y tratan de compartir eso que tanto les gusta con nosotros, aunque mis compañeros no se muestren muy interesados en esos temas, y si en otros como la fiesta del sábado, el partido de fútbol, o el baile de fin de año.


Idea y redacción de ProNegativa! =) 
Cuéntenme si les gustó, tengo mucho más para la próxima! 
Saludos
ProNegativa

miércoles, 19 de octubre de 2011

Un mal comienzo

Bueno...Primera entrada! No tengo ni idea de como funciona esto. La idea es ser anónima...¿Por qué?...Soy una persona muy vergonzosa...o miedosa, tal vez las dos. Pero seamos sinceros, aquel que diga que no le importa lo que piensan los demás está MINTIENDO! Porque si en este momento te digo que salgas desnudo a la calle obviamente no lo vas a hacer, a todos nos importa lo que piensan los otros sobre nosotros, ya se...es un ejemplo exagerado pero para que quede claro. Algunos serán menos vergonzosos que otros, le importara lo que piense más un conocido que un desconocido, pero sinceremosnos, NO SOY LA ÚNICA! Esta es la principal razón de mi anonimato. 
La verdad no quiero convertir mi blog en un diario íntimo, pero es verdad que es una muy buena forma de descargar lo que uno siente, y hoy fue un muy mal día, historia que despues contaré, por eso es que mi primera entrada se llama así. Ahora, si es que consigo seguidores....me gustaría que me dijeran que esperan encontrar en un blog. Yo siempre leo blogs con opiniones sinceras, sea de lo que sea, variadas, que me identifiquen. En algunos las encontré, en otros no, es por eso que ahora creo mi propio blog. 
Por ahora no hay más que decir, y a pesar de que mi primera entrada se llame así, espero un buen comienzo ahora en adelante. Saludos a quien esté leyendo, desenme suerte


Pronegativa!